La Importancia del Balotaje como Recurso Electoral

Buenos Aires, 27 de octubre de 2023.

El pasado 22 de octubre se realizaron las elecciones nacionales en nuestro país. Los resultados del escrutinio provisorio determinaron, de acuerdo a lo establecido en la Constitución Nacional, que habrá segunda vuelta para definir al próximo Presidente de la Nación.

El balotaje o segunda vuelta de votación, es un mecanismo que muchos de los sistemas electorales han incorporado para dotar de mayor legitimidad de origen a la fórmula ganadora. Se lo reconoce como una institución electoral paradigmática del derecho electoral y constitucional francés, de donde procede su denominación.

Entre las finalidades de este mecanismo se encuentra la intención de dotar al candidato ganador de una mayor representatividad y legitimidad, a la vez que funciona como un reaseguro para el elector, al contar éste con una segunda oportunidad para sufragar; también sirve para dificultar el triunfo de ciertos candidatos o partidos políticos, o directamente para apoyar aquellos candidatos con “volumen de coalición”, promoviendo la regla de “unirse contra el mal mayor” y la noción de “voto útil”, por ejemplo.

En los hechos, el balotaje es un instituto de la democracia representativa que dota de mayor potencia electoral a quien resulta ganador en comparación con el caudal de votos que obtuvo en la primera vuelta. A su vez, permite medir en las urnas el mayor grado de respaldo que un candidato tendrá al agregarse como opción el voto del resto de la ciudadanía que al principio no lo eligió.

A lo largo de la historia argentina, paradójicamente, la primera incorporación del balotaje al sistema electoral nacional se concretó por decisión de un gobierno de facto. En 1972, Alejandro Agustín Lanusse sancionó el decreto ley 19.862, estableciendo dos regímenes de balotaje, según se tratara de la elección presidencial o la de senadores.

En marzo de 1973, Héctor Cámpora se impuso con el 49,56%. El segundo candidato más votado fue Ricardo Balbín, con el 21,29%. Debía realizase una segunda vuelta ya que, en ese entonces, la norma indicaba que se ganaba en primera vuelta si se obtenía el 50+1 de los sufragios, pero Balbín renunció a presentarse y el gobierno consagró a Cámpora como Presidente de la Nación.

Ya en democracia, la reforma constitucional de 1994 instituyó la figura del balotaje, explicitado en los artículos 97 y 98 de la carta magna. El sistema electoral aprobado establece que, para ser presidente, el candidato más votado debe obtener al menos el 45% de los votos afirmativos (no cuentan los votos en blanco), o más del 40% con una diferencia de diez puntos porcentuales con el segundo candidato más votado. Si eso no sucede, se debe realizar una segunda vuelta o balotaje, entre los dos candidatos más votados, resultando elegido presidente el más votado de los dos.

En la elección de 2003 el candidato más votado fue Carlos Menem, con el 24,45%, siendo el segundo Néstor Kirchner, quien había obtenido el 22,24%. En consecuencia, debía realizarse una segunda vuelta electoral. Sin embargo, Menem renunció a su candidatura y Kirchner fue así declarado Presidente.

Ya en el año 2015, Mauricio Macri y Daniel Scioli disputaron el primer balotaje de la historia, en el cual la fórmula Macri-Michetti se impuso por 51,34% a la opción Scioli-Zannini, que obtuvo el 48,66%. En la previa, el candidato más votado había sido Daniel Scioli con 37,08%. Por su parte, Mauricio Macri con el 34,15% había resultado segundo.

En esta oportunidad, estamos ante el cuarto escenario de balotaje de nuestra historia electoral, y el tercero dentro del Estado de Derecho. Las dos fórmulas más votadas han sido Massa-Rossi con el 36,68% y Milei-Villarruel con el 29.98%. En estos 24 días que quedan para llegar a la fecha de votación se verá además un nuevo debate entre ambos candidatos, que será el domingo 12 de noviembre en la UBA.

A 40 años de la reinstauración del Estado de Derecho, la ciudadanía tiene la posibilidad de consolidar la democracita representativa con un nuevo ejercicio del sufragio para decidir quién gobernará la Argentina durante los próximos 4 años. La gimnasia electoral es siempre bienvenida para dotar de mejor calidad al sistema democrático.